Zapatos sin pies

Ilustración: Beatrix Potter 

De  vez en cuando me agacho....como si jugase de nuevo a ser niña. Como si los cinco pares de ojos siguiesen estando allí en la luz atenuada de la casa...Haciendo cuevas en cada estancia. Cobijos de risas y algunas lágrimas. Ambas siempre compartidas en un dominó de emociones infantes y fraternales...En un todo compartido. Hasta la sangre...

Pero ya no entro en el hueco bajo la cama, ni en el espacio revuelto del armario, ni tras las cortinas hallo mi lugar secreto, pues ya mi cuerpo se empeña en ser por siempre un obstáculo ante la escasa luz que lucha por entrar a través de la ventana...

Cierro los ojos.
Intento esconderme en el rincón más oscuro de mis recuerdos, allí donde sólo yo puedo encontrarme...En la madriguera que descubrí persiguiendo a Peter Rabbit.

Y respiro.
Intentando tragarme el sonido de mi propio aire.
Respirar y ahogar.
Mis músculos en completo congelamiento.

Quiero descubrirme pero jugar a solas no tiene gracia. Es una ausencia total de motivación, un desgaste de energía brutal y punzante.

Y me planto al descubierto.
A campo abierto.
Y allí están, cuatro pares de ojos inmensos de pupilas dilatadas en mi oscuridad.

"Por ti!" -Centellean.
Y corro, corro, corro...

Y al llegar a la meta cuatro pares de manos me alcanzan.
Y cuatro respiraciones se acompasan agitadas a las mías.
Y cuatro risas se acoplan a las mías.
Y cuatro lágrimas se funden con las mías.
Y cuatro cuerpos que se hacinan en la misma madriguera.
Y cuatro vidas que me dicen jugando que siempre, siempre serán mías. Y yo de ellas.

Cinco zapatos sin pies tras las cortinas que, cada mañana,siguen llenando la casa con los restos de envoltorios del mejor regalo. Papeles y cintas de colores que se esparcen día tras día.
En una mañana de Reyes contínua donde la ilusión y la magia me dejan ser niña, de por vida.

Mi mejor regalo vosotros.

A mis hermanos Chesi, Marcos, Cecilia y Carmela y a mis Magos César y Mary.